viernes, 3 de junio de 2011

CAMELLO, LEON Y NIÑO


Camello, León y Niño, los tres estadios del espíritu humano concebido por Zaratustra (Nietzsche).


Hay una relación intrínseca entre el cristianismo y las transformaciones del espíritu, es decir, una relación entre el mito cristiano y la personificación de estos animales, sobre todo la del Dragón.
La Biblia dice que el hombre es un ser destinado a obedecer los mandatos de Dios, asumir las pruebas más duras, asumir la carga más pesada porque en el reino de los cielos, será recompensado, y esto es lo que hace la primera transformación del espíritu, el Camello se hace a la carga más pesada y se responsabiliza por ella sin chistar.
Pero luego nace la conciencia, una fuerza interna que nos obliga a revaluar lo que hemos venido haciendo, una fuerza fiera como la de un Léon que nos lleva a otra transformación del espíritu, ya el hombre no es obediente ciego a los valores que brillan en las escamas del Dragón (las leyes que brillan en la tabla de Moisés, las leyes que están consignadas en la Biblia), sino que decide crear sus propias reglas de juego y desafía a ese Dios que lo ha estado sometiendo y comienza la lucha entre el “tu debes “ y el “yo quiero”.

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